Democratizar la información es clave para que los activistas y grupos de base accedan a financiación

Por Anna Kolotovkina, pasante en CIVICUS en el área de recursos para la sociedad civil, voluntaria social y activista.

AnnaUna vez hablé con una mujer que durante muchos años ha ayudado a personas sin hogar en Siberia, Rusia, donde vivo. Ella y otros voluntarios coordinan se entre sí para preparar y repartir cenas calientes, recolectar y donar ropa y medicinas, y para ayudar a estas personas a obtener documentos, vivienda y trabajo. Realmente van más allá de sus posibilidades para hacer este trabajo. Cuando le mencioné la posibilidad de solicitar apoyo financiero como organización voluntaria, ella sonrió incrédula y me dijo: “¿Somos una organización? Solo somos personas con buenos corazones".

Sus palabras me impresionaron. El verano pasado, los voluntarios fueron clave para extinguir los enormes incendios forestales que afectaron a Siberia, mientras que los funcionarios estatales dijeron que combatir los incendios "no era económicamente rentable". La situación se repite en Australia, donde miles de bomberos voluntarios, personas, ONG y organizaciones de la sociedad civil (OSC) lideran los esfuerzos de emergencia durante el mayor incendio forestal en la historia de Australia.

Resulta que las "personas con buen corazón", incluyendo voluntarios, activistas, grupos comunitarios y OSC de todo el mundo, están resolviendo problemas sociales, económicos y ambientales que los estados no abordan, o lo hacen mal. También son los valientes que desafían la corrupción, protegen los derechos humanos y defienden la justicia climática y a las poblaciones más vulnerables.

Estas personas deben ser consideradas por sí mismas y por otros como sujetos clave de financiación y apoyo. El problema es que, en realidad, no tienen suficiente acceso a recursos y las prácticas de financiación generalizadas suelen excluirlas.

Solo el 15% de la Asistencia Oficial para el Desarrollo (AOD) proporcionada por los estados de todo el mundo se dirige o canaliza a través de las OSC, y menos del 1% se destina directamente a las OSC en el sur global. Con demasiada frecuencia, las principales fuentes de financiamiento y filantropía para el desarrollo no priorizan a los grupos de base y pequeños, ni los esfuerzos ciudadanos que desafían el statu quo, sino que tienden a favorecer a las organizaciones más grandes y del norte.

Irónicamente, algunos recursos existentes y donantes que sí brindan este tipo de apoyo son difíciles de encontrar. La información sobre ellos y proporcionada por ellos mismos no es muy accesible para quienes más la necesitan. Esto me quedó claro al mapear y perfilar donantes durante mi pasantía en CIVICUS, una alianza global de la sociedad civil.

Hemos estado construyendo un directorio de donantes, ONG internacionales y otras entidades que proporcionan fondos y recursos no financieros a activistas, OSC y a grupos pequeños y menos formales de la sociedad civil, especialmente a los ubicados en el sur global. CIVICUS publicará este directorio en varios idiomas para hacerlo más accesible para quienes luchan por obtener este tipo de información.

Durante 4 meses, casi 200 sitios web de entidades que apoyan a la sociedad civil. Recopilé información para crear sus perfiles, los contacté y solicité aprobación para incluirlos en el directorio. Este ejercicio me permitió experimentar de primera mano algunos de los obstáculos que enfrentan los grupos antes mencionados al buscar el apoyo y la financiación adecuados.

Comencemos por la barrera del idioma: la mitad de los sitios web que consulté solo estaban disponibles en inglés, incluso cuando las organizaciones tenían como meta brindar ayuda en países que no hablaban inglés. Esto limita claramente la accesibilidad de la información y las oportunidades a un número considerable de activistas y OSC en algunos países de Europa del Este, Asia, África y América Latina que no hablan inglés del todo o lo suficiente como para navegar los sitios web en busca de información específica o para completar solicitudes de apoyo.

La siguiente barrera que enfrenté fue un poco inesperada. No pude abrir unos cinco sitios web porque el acceso a los usuarios con una dirección IP rusa estaba limitado por esas organizaciones o por restricciones aparentemente establecidas por mi país. Esto me hizo pensar en la cantidad de personas necesitadas pero ubicadas en países con limitaciones similares ... Yo superé este problema usando un servidor proxy configurado por nuestro experto en tecnología. ¿Podrían ellos de hacer lo mismo?

También me di cuenta de que la información proporcionada por las organizaciones de financiación y apoyo en sus sitios web no siempre era completa o útil. En casi el 50% de los sitios web pasé de 5 a 7 minutos reuniendo toda la información necesaria para comprender lo que hacen, el tipo de apoyo ofrecido, sus grupos meta, criterios de selección y procesos de solicitud, entre otros. Pero en la otra mitad, dediqué 15 -20 minutos, a veces más, y quedé con grandes dudas. ¿Eran o no un fondo? ¿Cómo, quién y cuándo pueden las personas acceder al soporte ofrecido? Muchos ni siquiera proporcionaron detalles básicos como números de teléfono o direcciones de correo electrónico.

Varias entidades que brindan asistencia, fondos y otros recursos de respuesta rápida a defensores de derechos humanos o grupos que enfrentan emergencias, amenazas y situaciones de alto riesgo (como amenazas de vida y encarcelamiento injusto) relacionadas con su activismo, no especificaron información crucial los tiempos de respuesta, duración de la asistencia ofrecida o criterios de selección.

Por último, muchas organizaciones no aceptan solicitudes espontáneas de apoyo, ¡pero no lo anuncian claramente en sus sitios web! Este hecho, como los criterios de selección, deberían incluirse y destacarse siempre en los sitios web para ahorrar tiempo, esfuerzos y frustraciones a quienes buscan ayuda y a quienes la brindan.

Estas barreras pueden parecer pequeñas para algunos, pero debemos pensar en los activistas y organizaciones que no tienen tiempo para navegar en la Web durante horas o días porque enfrentan situaciones urgentes o están demasiado ocupados haciendo trabajo de campo y no tienen personal dedicado a recaudar fondos. Otros también pueden carecer de las habilidades (lenguaje, alfabetización informática) o herramientas (software, buen acceso a Internet, una base de datos de contactos) necesarios. Y muchos otras, como la mujer voluntaria en mi ciudad, ni siquiera saben o creen que califican para recibir fondos.

Hay un largo camino por recorrer para democratizar el acceso a los recursos para la sociedad civil, pero podemos comenzar o acelerar ese camino democratizando el acceso a información práctica y de calidad sobre los recursos existentes y cómo se otorgan.