ECUADOR: “La democracia ha cedido terreno al crimen organizado y a la narcopolítica”

MauricioAlarconSalvadorCIVICUS conversa con Mauricio Alarcón Salvador, director ejecutivo de la Fundación Ciudadanía y Desarrollo (FCD), sobre las elecciones que tendrán lugar en Ecuador el 20 de agosto, la irrupción de la violencia política y el crimen organizado y sus implicancias para la sociedad civil y el futuro del país.

La FCD es una organización de la sociedad civil (OSC) ecuatoriana que promueve y defiende el estado de derecho, los principios democráticos y las libertades individuales y fomenta la participación ciudadana, el control social, la transparencia, el gobierno abierto y la innovación pública.

¿Por qué Ecuador enfrenta elecciones generales a solamente dos años de haber estrenado nuevo presidente?

Tendremos nuevas elecciones porque el actual presidente recurrió al mecanismo conocido como “muerte cruzada”, establecido en la Constitución vigente desde 2008, que permite al presidente disolver la Asamblea Nacional en función de varias causales. Es conocido coloquialmente como “muerte cruzada” debido a que “matar” al Legislativo también causa la “muerte” del Ejecutivo. En mayo de este año, el presidente Guillermo Lasso disolvió la Asamblea Nacional porque, a su criterio, ésta había provocado una grave crisis política, en el marco de un juicio político en su contra por acusaciones de corrupción en su entorno cercano. El uso de este mecanismo permite al presidente seguir gobernando brevemente sin el Congreso, pero exige la convocatoria a elecciones tanto legislativas como presidenciales en un período breve, para elegir a quienes completarán el mandato vigente. Es por eso que el Consejo Nacional Electoral convocó a elecciones presidenciales y legislativas para este 20 de agosto. Quienes resulten electos en este proceso gobernarán aproximadamente por 18 meses, que es el tiempo que le resta al período que termina en mayo de 2025.

¿Cómo ha evolucionado el espacio cívico bajo este gobierno, y cuáles son las perspectivas a futuro?

Durante los poco más de dos años que lleva este gobierno la situación del espacio cívico no ha cambiado mucho respecto del período anterior. Si bien es cierto que se reformó la Ley Orgánica de Comunicación para dar mayores garantías a la libertad de expresión y a la libertad de prensa, el entorno hostil contra medios y periodistas se ha mantenido vigente. Posiblemente el principal agresor ya no sea el presidente, pero persiste la idea de que hay personas que tienen derecho a callar a otras por el único hecho de pensar distinto. Hay un ambiente de censura y autocensura que no ha cambiado.

Tampoco han cambiado las condiciones normativas bajo las cuales funcionan las OSC. A pesar de que las autoridades ya no las persiguen ni intimidan, las normas que les permitirían hacerlo continúan vigentes. No se ha avanzado en la aprobación de una ley para la sociedad civil que garantice plenamente la libertad de asociación.

Finalmente, en cuanto a la libertad de reunión pacífica, las protestas de junio de 2022 pusieron en evidencia los débiles procedimientos con que cuentan las autoridades para garantizarla. Aún hay mucho trabajo por hacer al respecto y el reto por delante es enorme.

Debo decir que CIVICUS, organización de la cual somos miembros, ha sido clave en visibilizar la situación del espacio cívico en Ecuador y su evolución en los últimos años.

¿Están dadas las condiciones para unas elecciones limpias y transparentes?

Desde FCD consideramos que existen las condiciones generales para un proceso electoral limpio y transparente. El Consejo Nacional Electoral a cargo de este proceso es el mismo que organizó las presidenciales de 2021 y las seccionales de hace pocos meses. Se trató de procesos que, en rasgos generales, han sido destacados por las misiones de observación electoral. Hay algunos temas pendientes de resolución, principalmente en lo relativo al financiamiento de la política, pero en cuanto a la organización del proceso confiamos en que todo saldrá bien.

Desde la sociedad civil hubiéramos querido colaborar mucho más para apoyar estas elecciones, pero este proceso se presentó de manera sorpresiva sin que las organizaciones que habitualmente intervenimos estemos en condiciones de implementar todas nuestras iniciativas. No obstante, se hará observación electoral nacional, hemos implementado campañas de voto informado, promovido transparencia en cuanto a las hojas de vida de los candidatos y sus planes de gobierno, e incluso monitoreado, aunque de manera básica, cuestiones relativas al financiamiento de la política. El reto es enorme, pero confiamos en hacer nuestra parte con miras a fortalecer un proceso electoral extraordinario que nunca vimos venir.

¿Cuáles han sido los temas centrales de la campaña?

Estas semanas hemos visto una campaña apática y muy débil en cuanto a propuestas. Los candidatos parecen haber entendido que lo que se está eligiendo es un gobierno de transición que durará unos pocos meses y no le dan la importancia debida. Poco se ha hablado de derechos y libertades fundamentales en un contexto en el que la seguridad es el foco principal de la atención pública. Esto nos genera una gran preocupación, pues frente a la situación crítica de inseguridad a nivel nacional, la ciudadanía pide soluciones rápidas sin importar si su implementación viola derechos y libertades. En materia de seguridad, por ejemplo, varios candidatos se han referido al uso de la fuerza por fuera de lo que establecen los derechos básicos y los estándares internacionales vigentes en Ecuador y en la región.

Lamentablemente, es difícil que en un período tan corto como el que tendrá el futuro presidente pueda destrabarse una situación tan grave como la que atraviesa Ecuador. Las principales preocupaciones de los de ecuatorianos están centradas en la inseguridad, la crisis económica y la corrupción. Se espera que el nuevo gobierno actúe en estos temas escuchando a la ciudadanía y poniendo fin a la autosuficiencia que ha caracterizado al gobierno saliente. Aunque el tiempo sea corto, el gobierno de transición debería establecer líneas de acción básicas, ya sea para darles continuidad en el siguiente periodo o para que quien acceda al poder en 2025 cuente con bases para poder hacerlo.

¿Cómo cambia el escenario político con el asesinato de Fernando Villavicencio?

La violencia política no es algo nuevo en Ecuador: en los últimos procesos electorales ha habido amenazas y agresiones contra candidatos, e incluso atentados que han llegado a costarles la vida.

Sin embargo, esta es la primera vez en mucho tiempo que un candidato presidencial es víctima de un asesinato. Las condiciones en que ocurrió el atentado contra Fernando Villavicencio son reveladoras. Era un candidato con una evaluación de riesgo superior al 95%, que contaba con protección policial y que venía denunciando permanentes amenazas en su contra.

Este hecho afecta no solamente el panorama electoral sino también la propia democracia ecuatoriana, que ha cedido terreno al crimen organizado y a la narcopolítica. Si las instituciones actúan de manera oportuna y no solo evitan que hechos como este se repitan, sino que además logran poner fin a la impunidad reinante, fortaleceremos una débil democracia que viene pidiendo auxilio a gritos. Para ello hay mucho trabajo por delante, articulando esfuerzos entre la institucionalidad pública, la sociedad civil, el sector privado y los actores políticos, poniendo al país por delante de cualquier interés particular.

¿Qué apoyos internacionales necesita la sociedad civil ecuatoriana para continuar haciendo su trabajo?

Después de lo que ha sucedido en el país durante los últimos años, el punto de partida es lograr que la cooperación internacional no abandone a la sociedad civil ecuatoriana. También deben entender que si bien es más rentable – comunicacionalmente hablando – salvar el medio ambiente, proteger especies o apoyar desarrollo comunitario, mantener el apoyo a las organizaciones e iniciativas que trabajamos a favor de la democracia y el espacio cívico es fundamental, porque sin ellos ninguna otra iniciativa es viable.

La comunidad internacional debe mantener la mirada en el Ecuador y buscar aliados locales para detener los retrocesos democráticos que estamos experimentando. Debe haber un trabajo conjunto para fortalecer a la sociedad civil en tanto que uno de los pilares fundamentales de la democracia.


El espacio cívico en Ecuador es calificado como “obstruido” por el CIVICUS Monitor.

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