CIVICUS conversa sobre el activismo ambiental de los pueblos indígenas y las esperanzas de la sociedad civil en relación con la próxima COP28 con Fausto Daniel Santi Gualina, líder del pueblo originario de Sarayaku de la Amazonia ecuatoriana.
¿Qué significa ser parte de la comunidad Sarayaku?
El pueblo originario de Sarayaku es parte de la nación Kichwa de la provincia de Pastaza, en la cuenca del río Bobonaza. Según nuestra historia, somos descendientes de los Tayakkuna, quienes navegaron los cursos de los ríos Marañón, Pastaza y Bobonaza, nombrando cada uno de los lugares y territorios que hoy habitamos.
Según la profecía de nuestros sabios, el pueblo de Sarayaku es un pueblo de lucha que jamás se rendirá ante nadie. Sarayaku es el “pueblo del mediodía”, como la flor que florece al medio día. Nos sentimos fuertes, generosos, pacíficos y con mucha sabiduría sobre la naturaleza. Hemos sido pioneros en la defensa y la reivindicación de los derechos colectivos, territoriales y de la naturaleza. Actualmente trabajamos en unidad para alcanzar la verdadera gobernanza territorial – la planificación, administración, conservación y uso del territorio - implementando planes de vida con libre determinación y cohabitando el territorio en armonía con seres humanos, espirituales y no humanos.
¿Qué le inspiró para convertirse en líder comunitario?
Vengo de una familia humilde con una gran cultura de trabajo y de liderazgo, que me inculcó la importancia de estudiar. Soy licenciado por la Universidad Estatal de Cuenca y tengo dos especializaciones: una en cambio climático y ciudades, y otra en liderazgo, gobernanza y administración pública.
Desde muy joven asumí cargos como los de presidente de la clase o del consejo estudiantil. Fui el primero en ocupar la Dirigencia de Jóvenes en la Organización de Pueblos Indígenas de Pastaza, mi provincia. Todas estas fueron experiencias que me formaron para ser luego varias veces dirigente de mi pueblo, Sarayaku. He participado en las luchas de los pueblos indígenas, tanto apoyando el caso Sarayaku vs. Ecuador ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos como participando de movilizaciones indígenas a nivel nacional.
Fui coordinador de varios proyectos, por ejemplo uno de gobernanza territorial en las comunidades de la cuenca del Río Bobonaza, financiado por la cooperación vasca, otro para sobre la consulta previa, libre e informada del pueblo Sarayaku. Más tarde asumí cargos públicos como el de presidente del directorio del Fondo Indígena del Ecuador y el de asesor del Parlamento Andino, y participé de varios eventos internacionales sobre cambio climático, un tema que atraviesa transversalmente a nuestra comunidad.
¿Qué problemas ambientales enfrenta actualmente su comunidad?
Las preocupaciones ambientales de nuestro pueblo actualmente se focalizan en la deforestación y en actividades extractivas como la minería y la actividad petrolera. Hace más de 50 años que actores privados vienen generando contaminación de los ecosistemas terrestres y acuáticos. Esto ha traído enormes consecuencias socioambientales, tales como sequías, enfermedades, pobreza y conflictos sociales.
Desde hace tiempo vivimos en conflicto con una empresa petrolera que invadió nuestro territorio. Experimentamos amenazas y hostigamiento tanto de la empresa como el Estado. Cada día son más nuestros líderes y activistas sociales amenazados. Muchos han sido secuestrados y algunos han sido asesinados. Pero nada de esto nos silencia ni nos detiene, ya que luchamos para salvar nuestros territorios, el espacio de nuestra vida.
También enfrentamos el problema de la falta de reconocimiento de los derechos territoriales de los pueblos indígenas por parte del Estado de Ecuador. Desde que Sarayaku se organizó oficialmente 45 años atrás se ha vinculado con el Estado mediante la generación propuestas en cuestiones tales como la legalización territorial, la educación bilingüe, la salud intercultural, y el reconocimiento de los derechos colectivos en la Constitución del Ecuador. Todos los logros que hemos conseguido han sido resultado de la incansable lucha de nuestros compañeros y compañeras.
Pero nuestros gobernantes deciden las políticas públicas extractivistas en función de sus intereses. La participación de los pueblos indígenas en los fondos de conservación es nula. Los pueblos indígenas somos los olvidados de las políticas públicas.
¿Qué cuestiones prioritarias espera que se aborden en la cumbre climática COP28?
Un tema prioritario es el financiamiento. Es fundamental trabajar en un financiamiento mediante fondos climáticos que sean exclusivos para los pueblos indígenas, algo hasta ahora inexistente.
También es importante que se reconozca el derecho territorial integral, es decir, el derecho a los espacios de vida de los pueblos indígenas, ya que éstos mantienen la biodiversidad intacta y son sumideros de carbono, es decir, aportan a reducir la crisis climática en forma natural. Estos territorios deben ser reconocidos y declarados libres de toda actividad extractiva a perpetuidad.
Debería haber participación de los pueblos indígenas en las negociaciones oficiales, y sería bueno tener mesas regionales para poder debatir lo que es específico de cada región.
Estamos frente a una crisis climática sin precedentes. Solo con la participación de todos los actores que trabajamos a nivel local, regional, nacional e internacional se podrán establecer y sostener compromisos serios. Por esto la participación de la sociedad civil en la COP28 es tan importante. Realmente espero que el gobierno de los Emiratos Árabes Unidos (EAU), el país anfitrión, tengan la voluntad de acoger a la sociedad civil; caso contrario sería un revés y solo provocaría retrasos en la efectivización de compromisos globales frente al cambio climático.
¿Cuáles son sus expectativas en cuanto a los resultados?
No tengo grandes expectativas. Estamos frente a un anfitrión que le ha dado un enorme espacio al poder económico. Los EAU son un país petrolero y el presidente de esta COP es el CEO de la Compañía Nacional de Petróleo de Abu Dhabi, una de las más grandes del mundo. Todo esto pone en riesgo los resultados.
Creo que las COP se están utilizando como una vidriera donde se pretende mostrar que las empresas petroleras están comprometidas con el manejo de la crisis climática, cuando en verdad todos sabemos que no es así. Es simple: si no baja la producción de los recursos fósiles, no es posible reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y la crisis climática seguirá su curso catastrófico e irreversible.
Los pueblos indígenas, con o sin el reconocimiento y el apoyo de los Estados, venimos contribuyendo a la respuesta a la crisis climática. Lo seguiremos haciendo, pero para que nuestro trabajo tenga verdadero impacto necesitamos una coalición global de los pueblos indígenas y la sociedad civil. Debemos desarrollar nuestras propias COP para mostrar nuestro compromiso y presentar las iniciativas en las que trabajamos a diario de manera pragmática. Somos la esperanza del mundo.
El espacio cívico en Ecuador es calificado como “obstruido” por el CIVICUS Monitor.