CIVICUS conversa con Alba Adriana Jiménez Patlán, directora de la Red por los Derechos Sexuales y Reproductivos en México (ddeser), sobre el histórico fallo de la Corte Suprema de México que despenaliza el aborto a nivel federal.
Ddeser es una red ciudadana de mujeres y jóvenes activistas que difunde información y defiende, exige y vigila el respeto de los derechos sexuales y reproductivos en México.
¿Cuál es la situación actual del derecho al aborto en México?
Hay muchos claroscuros. A la fecha, la interrupción voluntaria del embarazo hasta la semana 12 de gestación, sin necesidad de justificar las razones para hacerlo, es legal en 12 de las 32 entidades federativas de México. De modo que hace falta no solamente seguir impulsando la despenalización en los 20 estados que faltan, sino también habilitar el acceso a los servicios de aborto en todo el territorio. Para que sirvan a las mujeres, las leyes tienen que implementarse. La despenalización es un gran primer paso, pero luego es importante actuar frente a la negación del acceso efectivo a los servicios.
¿Qué impacto tendrá el reciente fallo de la Corte Suprema?
El fallo emitido por la Corte Suprema el 30 de agosto, en respuesta a un recurso de amparo presentado por una organización de la sociedad civil (OSC), es muy importante. En el pasado, cuando casos como este llegaban a la Corte, siempre nos callaban con la excusa de la soberanía de los estados para decidir sobre estos temas. Pero la Corte Suprema ha cambiado mucho en la última década, y la despenalización del aborto por vía judicial en Coahuila, y luego en Aguascalientes, abrió el paso para la despenalización del aborto a nivel federal.
Como resultado de este fallo, ahora en todo el país se va a dejar de criminalizar a la mujer que aborta y a la mujer que acompaña a la que aborta. La labor de acompañamiento es central al trabajo de la sociedad civil, y comprende la facilitación de información, además de la revisión y monitoreo de acceso a los servicios relativos al aborto.
Si bien el fallo de la Corte Suprema no resuelve el tema del acceso a los servicios, que es con frecuencia negado en estados donde el aborto ya estaba despenalizado, sí ha servido de recordatorio de que tanto el Instituto Mexicano del Seguro Social y el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado deben brindar el servicio sin limitantes. Las acompañantes tenemos un papel esencial para verificar que cuando las mujeres recurren a las instituciones públicas de salud esto realmente ocurra.
¿Consideras que este fallo judicial es una victoria del movimiento de mujeres mexicano?
La despenalización del aborto es un enorme logro colectivo del movimiento feminista de México, un movimiento que se mueve en forma articulada en distintos ámbitos y que abarca desde las que informamos y generamos espacios de debate hasta las abogadas que redactan proyectos de ley en favor de los derechos de las mujeres.
Pero debemos tener memoria: el aborto legal, libre y seguro no es una demanda reciente, no comenzó con la marea verde, el movimiento regional que surgió en Argentina y cobró impulso desde mediados de la década de 2010. Es un tema que el movimiento feminista viene impulsando por lo menos desde los años ‘70, cuando feministas en la academia y el movimiento sindical ya abogaban por la despenalización del aborto y maestras y enfermeras reclamaban educación sexual integral para estudiantes de escuelas públicas. Numerosas compañeras y organizaciones nos precedieron en la lucha y nos prepararon el camino para que al fin consiguiéramos el aborto libre, seguro y gratuito.
La incidencia y el trabajo comunitario han marcado la diferencia en esta lucha. Desde nuestra organización nos hemos dedicado a brindar información sobre las causales de aborto legal y a articularnos entre instituciones para que otras organizaciones especializadas puedan capacitar a médicos y enfermeras para asegurar que se brinde el servicio.
¿Cómo trabaja tu organización para promover el derecho al aborto?
Estamos en 12 estados del país, donde nos dedicamos sobre todo a la distribución de información y el armado de redes. Por un lado, brindamos información a mujeres en parques, escuelas, calles y puerta a puerta, en comunidades indígenas, áreas rurales y periferias. Les hacemos saber que el aborto existe y es una opción. También impulsamos redes de mujeres en todo el país para facilitar el acceso al aborto seguro con medicamentos.
Asimismo, trabajamos en red con instituciones que brindan servicios de salud y con otras OSC como Ipas y el Grupo de Información en Reproducción Elegida, para potenciar el impacto de nuestro trabajo por los derechos de las mujeres mexicanas.
¿Están experimentado reacciones conservadoras?
La situación varía de un estado a otro. Un estado al que tenemos que prestar especial atención es Aguascalientes, un estado muy conservador, con una gobernadora muy conservadora que podría tratar de negar el acceso a los servicios.
Los esfuerzos de las fuerzas conservadoras para limitar el derecho al aborto y a la educación sexual integral podrían resultar en regresiones. Debemos entender que realmente lo personal es político, y que el disfrute de derechos básicos para poder decidir sobre nuestros propios cuerpos y nuestras propias vidas depende de nuestras elecciones políticas. Muchas personas, sobre todo jóvenes, piensan que la política no es importante, pero la decisión de dejar o no los cargos de gobierno o los asientos legislativos en manos de la ultraderecha acaba teniendo enormes efectos sobre todos los aspectos de nuestras vidas.
¿Qué conexiones mantienen con los movimientos de mujeres de otros países de la región?
Nuestro movimiento es parte de un movimiento más amplio que abarca a toda América Latina y el Caribe. La marea verde ha sido una inspiración para toda la región, llegando incluso a Estados Unidos. La marea ya se ha convertido en un tsunami que ya no para y con el cual nos sentimos profundamente identificadas.
Esta inserción regional también supone mucho trabajo, porque hacemos todo lo que esté en nuestro poder para contribuir a avances en otros países de la región. Por ejemplo, se han presentado iniciativas en Brasil y ahí hemos estado firmando cartas, enviando videos, haciendo declaraciones. En Argentina hicimos lo mismo: incluso algunas viajamos para hablar con los legisladores sobre la realidad mexicana con respecto al aborto. Uno de nuestros mayores referentes fue y sigue siendo Colombia. Hace 16 años fuimos a Colombia para ver cómo se brindaban los servicios y replicarlos en la Ciudad de México.
Estamos muy comprometidas con lo que pasa con nuestras colegas de Centroamérica, donde el aborto está extremadamente criminalizado. Hemos trabajado intensamente para lograr que la despenalización del aborto y el acceso efectivo a este derecho se concreten no solamente en México, sino en toda la región.
El espacio cívico en México es calificado como “represivo” por el CIVICUS Monitor.
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