CIVICUS conversa sobre los resultados de las elecciones en México con Anaid Alcázar, politóloga mexicana y coordinadora del programa Innovación para la Democracia de la Fundación Avina, una organización global que promueve transformaciones en materia de innovación democrática, economía justa y regenerativa, y acción climática.
Las recientes elecciones celebradas para elegir al sucesor del presidente Andrés Manuel López Obrador y a más de 20.000 cargos electivos a nivel federal, estadual y local, se vieron ensombrecidas por una ola de violencia política sin precedentes que se cobró las vidas de decenas de candidatos y funcionarios. En un marco de creciente amenaza del crimen organizada pero también de estabilidad económica y políticas exitosas de lucha contra la pobreza, la candidata del partido oficialista, Claudia Sheinbaum, se impuso cómodamente en las elecciones presidenciales, convirtiéndose en la primera presidenta de la historia de México.
¿Qué significan los resultados de las recientes elecciones?
El escenario resultante de las recientes elecciones combina elementos de continuidad y cambio. Al concluir el sexenio de López Obrador, se observan percepciones encontradas en relación con la materialización de las expectativas que generó su gobierno. Hubo muchas esperanzas por tratarse del primer gobierno de izquierda en décadas, enfocado en la justicia social y los derechos. Pero también ha habido fuertes críticas por parte de movimientos sociales.
Los movimientos sociales, acostumbrados a ser oposición a partidos gobernantes conservadores como el Partido Revolucionario Institucional, debieron adaptarse a un gobierno que, al mismo tiempo que implementó programas sociales beneficiosos para amplios sectores de la población, también promovió políticas controvertidas como megaproyectos de infraestructura y militarización de la seguridad. Esto confundió y desmoralizó a los movimientos sociales, que debieron replantearse cómo continuar abogando por derechos en un contexto político cambiante y a menudo contradictorio.
La victoria de Claudia Sheinbaum ocurrió tal como se esperaba. Incluso obtuvo más de cinco millones de votos más que López Obrador en 2018. Sin embargo, la participación electoral disminuyó en comparación con 2018 y 2012, lo cual es indicio de un desafío persistente en materia de movilización y compromiso cívico.
La continuidad entre las propuestas de Sheinbaum y proyecto político de López Obrador es evidente. Esto genera preocupación en relación con la probable persistencia de la de militarización y sus implicaciones para la sociedad civil y las personas defensoras de derechos humanos.
Pero hay algunas esperanzas de cambio en el estilo político. Durante el gobierno de López Obrador ha habido tensiones por efecto de la concentración del poder presidencial, la cooptación de espacios y la imposición del discurso oficial que ha cerrado muchos espacios de diálogo. Ahora hay esperanzas de que la nueva administración abra más espacios, sea más inclusiva, aborde los desafíos persistentes que afectan el espacio cívico y aliente la participación activa de la sociedad civil. No obstante, persisten inquietudes sobre lo que hará con su amplísima mayoría parlamentaria.
¿Qué implicancias tiene la elección de la primera presidenta en la historia del país?
La elección de la primera presidenta de la historia de México es un hito significativo, pero ha generado sentimientos encontrados en el movimiento feminista. Aunque Sheinbaum se define como feminista, muchas activistas feministas expresan abiertamente su desconfianza y dudan respecto de si su elección representará un avance para las causas feministas.
Ello se debe, al menos en parte, al historial de Sheinbaum durante su mandato como jefa de Gobierno de la Ciudad de México, durante el cual no mantuvo un diálogo fluido con el movimiento feminista, y en cambio hubo grandes manifestaciones feministas que fueron reprimidas. De ahí las dudas sobre su real compromiso con las demandas de justicia y la lucha contra la violencia de género. La inclusión en su nuevo gabinete de personas con posturas trans excluyentes ha polarizado aún más las opiniones dentro del movimiento.
El movimiento feminista espera que el cambio sea mucho más que simbólico. Espera políticas concretas y acciones efectivas que aborden las problemáticas de género, es decir, que se construyan instituciones para impartir justicia de género para las mujeres y disidencias. Sheinbaum enfrenta el desafío de demostrar a través de sus acciones su compromiso con la igualdad de género y la justicia social.
¿Qué implicancias tiene el hecho de que Sheinbaum tenga formación y trayectoria científica?
La elección de una presidenta con formación científica es un cambio significativo en el perfil de liderazgo. Sheinbaum podría tener particular sensibilidad en relación con temas complejos e importantes como el cambio climático y la sostenibilidad ambiental.
Lamentablemente, sin embargo, las expectativas que despertó su preparación académica hasta ahora no se han visto acompañadas de propuestas concretas en el área de medio ambiente. Durante su campaña, Sheinbaum propuso fortalecer la industria petroquímica y la producción y el uso de fertilizantes. No queda claro cuál es la estrategia para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, promover energías renovables y proteger ecosistemas vulnerables.
El gobierno de López Obrador se centró en cuestiones fiscales y laborales más que en las políticas ambientales. Hubo un vacío en la implementación de estrategias sostenibles e inversión en investigación ambiental. La falta de recursos derivada de la política de austeridad limitó la capacidad de los institutos de investigación públicos para desarrollar y proponer mejoras en los procesos industriales y energéticos.
En suma, la formación de Sheinbaum inspira cierta confianza, pero no está claro qué dirección tomará. Es crucial que demuestre un compromiso claro con la sostenibilidad y adopte medidas concretas para mitigar los impactos adversos del cambio climático.
¿Cuáles son los principales problemas que deberá enfrentar el nuevo gobierno, y cuáles son sus propuestas para resolverlos?
Uno de los principales problemas que deberá enfrentar el nuevo gobierno es la crisis de seguridad, exacerbada por la presencia del crimen organizado, que afecta no solamente la seguridad ciudadana sino también la gobernabilidad democrática, ya que interfiere en los procesos electorales y limita la acción de las personas defensoras de derechos humanos.
Otro problema crucial es la crisis migratoria, que requiere respuestas no solo a nivel de seguridad sino también en términos de desarrollo económico y protección de derechos humanos.
También la gestión ambiental enfrenta desafíos urgentes como la escasez de agua en varias regiones del país. Las políticas ambientales desarrolladas hasta ahora han sido insuficientes para abordar la contaminación, proteger los recursos naturales y mejorar la calidad de vida de las personas.
Para combatir la criminalidad, Sheinbaum ha enfatizado el fortalecimiento de la Guardia Nacional, aunque hay muchas dudas sobre la efectividad de este enfoque. En materia de política ambiental, las propuestas han sido escasas.
Para avanzar hacia soluciones reales, será crucial que el nuevo gobierno mantenga un diálogo continuo con la sociedad civil, la comunidad científica y otros actores clave. Se necesita también un compromiso firme con la transparencia, la rendición de cuentas y el respeto irrestricto de los derechos humanos.
En última instancia, la capacidad del nuevo gobierno para generar resultados que mejoren las condiciones de vida y permitan construir un futuro más seguro, justo y sostenible para todos los mexicanos será determinante para que conserve su legitimidad.
El espacio cívico en México es calificado como “represivo” por el CIVICUS Monitor.
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