CIVICUS conversa acerca de las recientes elecciones dominicanas con Manuel María Mercedes Medina, abogado, defensor de derechos humanos y presidente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH-RD).
CNDH-RD es una organización de la sociedad civil que trabaja por una República Dominicana donde todas las personas vivan bajo un Estado social y democrático de derecho, sin discriminación de nacionalidad, credo político, etnia, orientación sexual, religión o condición social.
El 19 de mayo el presidente Luis Abinader fue cómodamente reelecto. Su victoria puede atribuirse al crecimiento económico experimentado durante su gestión, al uso de los recursos del Estado para fidelizar al electorado mediante transferencias monetarias y reparto de bienes de primera necesidad, y a la fragmentación de una oposición desprestigiada por sus vínculos con gestiones previas salpicadas por la corrupción. Todos los contendientes instrumentalizaron el tema de la migración, y Abinader prometió construir un muro fronterizo para detener el paso de migrantes procedentes de la vecina Haití.
¿A qué se debió el triunfo del oficialismo en las recientes elecciones?
El triunfo del oficialismo es sorprendente si se coloca en perspectiva regional. En los últimos años, todos los partidos de gobierno, con apenas dos excepciones, perdieron las elecciones en América Latina. Con el triunfo de Abinader, ahora son tres.
Esto tiene varias explicaciones. En primer lugar, Abinader enfrentó a una oposición débil, que durante los cuatro años de su primer mandato no logró conectar con las demandas populares. Denunciaba, pero no proponía soluciones concretas. Por eso su oferta electoral no caló en la sociedad.
Además, la oposición se presentó dividida. La Junta Central Electoral otorgó personalidad jurídica a 37 partidos y cuatro movimientos. Abinader logró que 22 partidos apoyaran su reelección, pero la oposición se mantuvo fragmentada. Si se hubiesen unido, los resultados podrían haber sido diferentes.
Además, algunos de los candidatos opositores con posibilidad real ya habían pasado por el gobierno y habían realizado malas gestiones. Por ejemplo, en segundo lugar, quedó el expresidente Leonel Fernández, del Partido Fuerza del Pueblo (FP), rechazado por haber sido señalado en casos de corrupción. En 2019 el expresidente Fernández había abandonó las filas del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) y construyó uno nuevo, facilitándole así el triunfo al Partido Revolucionario Moderno (PRM) que llevó a Abinader a la presidencia.
El factor más importante en estas elecciones fue el uso de los recursos del Estado para instrumentar programas sociales para poblaciones vulnerables, como la tarjeta “Supérate”, que generaron un apoyo masivo a Abinader. También se buscó universalizar la seguridad social, afiliando a más de dos millones de personas al seguro de salud, y se repartieron alimentos de forma masiva.
Por último, tanto la oposición como el oficialismo recurrieron a la compra de votos de ciudadanos vulnerables. Según datos de diferentes organizaciones, el PRM fue el que más lo hizo, seguido de FP y, en menor medida, del PLD. Esto se reflejó en los resultados de la elección presidencial, en la que el PRM obtuvo el 57% de los votos, FP el 29% y el PLD el 10%.
¿Cuáles fueron los principales temas de la campaña?
Uno de los principales temas fue la corrupción. La sociedad dominicana se hartó de los escándalos de corrupción que involucraron a funcionarios de los gobiernos que precedieron a Abinader, en manos del PLD. Dos de los candidatos con posibilidades, Leonel Fernández y Danilo Medina, eran expresidentes de ese partido. Durante estas gestiones la corrupción había alcanzado sus máximos niveles, por lo que el debate pasó a girar alrededor de quién era el menos corrupto.
El gobierno de Abinader se presentó como severo con la corrupción. Mientras que en el pasado la impunidad era la norma, ahora muchos funcionarios que hicieron uso indebido de los recursos del Estado fueron procesados.
Otro tema importante fue la necesidad de reformar la Constitución para protegerla de intentos de manipulación de presidentes deseosos de reelegirse más de dos veces. También se debatió la necesidad de cambiar la forma en la que se elige al Procurador General de la República, actualmente designado por el presidente. Para que sea realmente independiente, se propuso crear un cuerpo colectivo.
También se debatió la modificación del Código Penal, que penaliza el aborto sin excepciones. Sectores progresistas y defensores de los derechos humanos apoyamos la inclusión del aborto en tres causales: incesto, violación y riesgo de vida para la persona embarazada. Actualmente, tanto las mujeres que buscan abortar como los médicos que practican abortos pueden ser castigados con hasta 20 años de prisión. Las iglesias católica y protestante se oponen a esta reforma y Abinader logró hábilmente mantenerse al margen en este tema tan controversial.
Por último, la migración haitiana también fue objeto de debate, como era de esperarse. Dada la crisis política y social que afecta a Haití, la República Dominicana está recibiendo grandes cantidades de migrantes. Frente a esto, en los dos últimos años el presidente Abinader endureció su postura, buscando el apoyo de sectores anti haitianos con gran influencia en los medios, la política y la sociedad. Mediante deportaciones, cierres de la frontera y propuestas como la de construir un muro entre ambos países, Abinader se apropió del discurso de la oposición, que había prometido mayor severidad en materia migratoria.
¿Cómo se posiciona la sociedad dominicana frente al tema migratorio?
La cuestión migratoria divide a la sociedad dominicana. Hay quienes defendemos ideas más progresistas y democráticas, favoreciendo la solidaridad y ayuda mutua con el pueblo haitiano. Pero la mayoría defiende políticas abiertamente nacionalistas y anti haitianas.
Estos sectores tienen gran presencia en los medios de comunicación, desde donde promueven políticas discriminatorias contra los haitianos y sus hijos nacidos en territorio dominicano. Desde la reforma constitucional de 2010, estos últimos no son considerados dominicanos. La reforma se aplicó de manera retroactiva y una resolución del Tribunal Constitucional despojó de su nacionalidad a miles de dominicanos de ascendencia haitiana. Esto agravó las dificultades de convivencia entre ambos países.
¿Cuáles son los principales desafíos de Abinader en su segundo mandato?
Un gran desafío es revertir el colapso del sistema penitenciario. En menos de cinco meses se han registrado más de 30 muertes de personas presas y sus familiares aún no tienen respuestas. El Estado es responsable de garantizar su seguridad y no lo ha hecho.
También está pendiente el mejoramiento de la seguridad ciudadana. El gobierno anunció mejoras, pero sus cifras son cuestionables ya que no queda claro cómo se obtuvieron.
Otro desafío será consensuar la reforma constitucional para que el Procurador General sea elegido de manera independiente.
Abinader también deberá enfrentar demandas sindicales de aumento salarial para hacer frente al aumento del costo de vida, y deberá garantizar la libertad sindical, un derecho protegido por la Constitución pero que en la práctica no se cumple. Asimismo, deberá abordar una grave crisis de vivienda, que afecta a unos dos millones de dominicanos.
Por último, está el desafío de la reforma fiscal. Nosotros consideramos que la reforma es necesaria, pero que debe gravar a quienes más tienen, y especialmente al sector financiero, que pese a obtener ganancias extraordinarias es el sector que menos impuestos paga. En la República Dominicana, la carga tributaria recae fuertemente sobre los pobres y la clase media, ya que predominan los impuestos que gravan artículos de primera necesidad.
¿Qué expectativas tiene sobre el gobierno entrante?
Espero que Abinader cumpla con su promesa de no intentar reformar la constitución para aspirar a un tercer mandato, ahora que tiene una magnitud de apoyos que le permitirían hacerlo. Es más, Abinader planteó reformar la constitución para que ningún presidente pueda modificar el artículo que prohíbe la reelección indefinida. Sin embargo, hay sectores que promueven su continuidad en el poder. Creemos que Abinader va a cumplir con su palabra y, de lo contrario, la población lo castigará y no lo volverá a votar.
En materia de derechos humanos, el hecho de que el presidente no pueda volver a postularse podría significar una pequeña luz al final del túnel. Esperamos que cesen los desalojos y el maltrato a los migrantes y que mejoren las relaciones con Haití.
Asimismo, esperamos que se materialicen efectivamente los derechos constitucionales a la salud, la vivienda, el trabajo y el medio ambiente. Reclamamos el cese de las ejecuciones extrajudiciales por parte de la Policía Nacional y la reanudación de la lucha contra la corrupción y la impunidad.
El espacio cívico en la República Dominicana es calificado como “estrecho” por el CIVICUS Monitor.
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