ley regresiva

  • GUATEMALA: “Los grupos antiderechos buscan mantener los privilegios de unos a costa de los derechos de otros”

    visiblesCIVICUS conversa con el equipo de Visibles acerca de los recientes avances antiderechos ocurridos en Guatemala.

    Fundada en 2017, Visibles una organización guatemalteca que trabaja para conseguir la plena inclusión las personas diversas y construir una sociedad donde todas las personas puedan ejercer sus derechos y gocen de respeto, libertad y bienestar.

    El proyecto de Ley para la Protección de la Vida y la Familia llevaba varios años encajonada. ¿Por qué finalmente se aprobó ahora?

    La iniciativa de ley 5272, aprobada por el Congreso de Guatemala como Decreto 18-2022, aumentó las penas por aborto a un mínimo cinco años de cárcel y prohibió el matrimonio entre personas del mismo sexo y la enseñanza de la diversidad sexual en las escuelas.

    La iniciativa había sido presentada el 26 de abril de 2017 por un representante del partido conservador Visión con Valores. Tras obtener dictamen favorable de la Comisión de Legislación y Puntos Constitucionales, el pleno del Congreso la discutió y aprobó en sus primeras dos lecturas en 2018.

    Pero para aprobar una ley en Guatemala se necesita reunir previamente el apoyo de una cantidad de congresistas antes de someterla a votación en el hemiciclo. Esto no ocurrió hasta 2022, cuando la alianza oficialista y los grupos políticos y económicos que les respaldan establecieron como una de sus prioridades promover esta agenda conservadora.

    La actual presidenta del Congreso, Shirley Rivera, llegó a este puesto tras una trayectoria muy limitada, centrada únicamente en la propuesta de leyes que estigmatizan a la población trans y que buscan conceder mayores libertades a las iglesias, particularmente en el modo en que reportan sobre sus finanzas.

    En el mes de marzo, en una suerte de contrapeso de la tradicional conmemoración del Día Internacional de la Mujer -una jornada de movilización feminista-, el Congreso declaró un Día Nacional de Conmemoración de la Vida y la Familia y aprobó esta iniciativa regresiva. Desde sus distintos poderes el Estado promovió una cantidad de acciones comunicacionales y eventos en los que participaron actores nacionales e internacionales vinculados al movimiento antigénero, orientados a promover la defensa de la vida desde el momento de la concepción y una definición tradicional, estrecha y excluyente de familia –es decir, una causa amplia que busca restringir la autonomía y las libertades de las mujeres y las personas LGBTQI+.

    En esa misma fecha el Congreso pasó el Decreto 18-2022, y lo hizo por abrumadora mayoría: apenas ocho de 160 legisladores votaron en contra, y 52 se abstuvieron. 

    ¿Consideran que esta movida forma parte de una tendencia regional antiderechos más amplia?

    Definitivamente. Los grupos antiderechos de Guatemala forman parte de un movimiento transnacional altamente organizado y bien financiado que tiene por objetivo socavar los derechos de las mujeres y las personas LGBTQI+, así como la participación más amplia de la sociedad civil en el debate y las decisiones públicas.

    La aprobación del Decreto 18-2022 no fue una reacción contra los muy escasos avances producidos en los últimos tiempos en materia de reconocimiento de derechos de la diversidad y de las mujeres. Sirvió para para reforzar jerarquías sociales que benefician a los poderosos y mantener o incluso aumentar su poder.

    Las mujeres y las personas LGBTQI+ somos un blanco fácil. Los ataques contra nosotros reflejan una resistencia a las transformaciones sociales que buscamos: liberar el talento y el potencial de más de la mitad de la población.

    Los movimientos feministas, de mujeres y de la diversidad representan algunos de los obstáculos que enfrenta este proyecto de poder y control, pero no son el único. Otro obstáculo surge del hecho de que, gracias al mayor acceso a la tecnología, ha aumentado el descontento social y se han elevado voces que les exigen rendición de cuentas. Son cada vez más las demandas de acción urgente para transformar la economía y asegurar que sirva para crear mejores oportunidades para todas las personas y familias, así como de creciente atención a problemas como el cambio climático y la preservación del medio ambiente y las vidas de quienes resisten el extractivismo transnacional.

    ¿Cómo se organizó la sociedad civil frente a este ataque antiderechos?

    En Guatemala hay numerosas organizaciones de mujeres, de los pueblos indígenas, de juventudes, de población diversa, estudiantiles y religiosas que se organizaron para resistir el avance de esta agenda regresiva. Tras el cierre de espacios para la lucha anticorrupción, luego de la disolución de la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (CICIG) en septiembre de 2019, uno de los principales procesos que ocurrieron fue la criminalización de quienes la habían impulsado, desde personas defensoras de derechos humanos hasta fiscales y jueces que habían trabajado dentro de las instituciones estatales.

    Este cierre de espacios impulsó la búsqueda de nuevas ideas y rutas para avanzar en la construcción de la justicia. Ahora, la resistencia a la entrada en vigencia del Decreto 18-2022 nos marca el camino.

    El Estado de Guatemala ha colaborado activa y sistemáticamente en la creación de una narrativa hostil a los derechos de las mujeres y las personas LGBTQI+. Y lo ha hecho de una forma muy hipócrita, ya que ha impulsado políticas públicas que invocan la protección de la vida y familia al mismo tiempo que ha demostrado una absoluta falta de compromiso con el mejoramiento de las condiciones en que viven las personas y familias guatemaltecas. Esta incoherencia se vuelve un insulto al aprobarse una ley que, al criminalizar a las mujeres y a las personas LGBTQI+, pone en peligro a más de la mitad de la población.

    El mismo día en que se aprobó el Decreto 18-2022 comenzaron las protestas. La presión callejera fue novedosa e importante: mostró que las organizaciones podemos trabajar en coalición y que la ciudadanía está dispuesta a sumarse y velar por el bienestar de todos.

    La movilización elevó el costo que pagaría el gobierno si convalidaba la decisión del Congreso. Hay que tener en cuenta que la administración liderada por el presidente Alejandro Giammattei era ya de por sí impopular y enfrenta un creciente número de demandas de rendición de cuentas: desde investigaciones periodísticas que revelan el mal manejo del poder público y denuncias de corrupción hasta sanciones internacionales contra funcionarios clave. En este contexto, el presidente Giammattei amenazó con vetar la ley por considerar que violaba la Constitución de Guatemala y los acuerdos internacionales suscritos por el país, y el Congreso reaccionó dando marcha atrás y archivando la ley.

    ¿Cómo trabaja Visibles para mejorar la situación de las personas LGBTQI+ en Guatemala?

    Visibles trabaja por cambiar las ideas, actitudes y comportamientos de las personas hacia las personas LGBTQI+ y sus derechos a través de esfuerzos de investigación, formación, comunicación propositiva e incidencia política. Pensamos que nuestra visión de largo plazo –la de una sociedad que incluya plenamente a las personas diversas, garantizando que gocen de respeto, libertad y bienestar y que puedan ejercer todos sus derechos– solo es posible si empezamos a tener conversaciones uno a uno, con familias, amistades y personas en nuestros espacios de acción, para movernos juntos desde un lugar de prejuicio hacia uno de la aceptación.

    La experiencia de resistencia colectiva frente al avance antiderechos nos unió, inspiró y comprometió aún más. La resistencia contra una política concreta de control sobre nuestros cuerpos y nuestras vidas como mujeres y personas LGBTQI+ nos interpeló de manera mucho más directa que una noción distante y abstracta como la del acceso a la justicia. Hoy nos mueve la construcción colectiva de un proyecto de justicia de género que consagre el derecho de todas las personas a vivir con dignidad. Esperamos que estas nuevas prácticas y objetivos de transformación revitalicen el movimiento por los derechos humanos.

    ¿Qué apoyos internacionales necesita la sociedad civil que defiende los derechos humanos de las personas LGBTQI+ en Guatemala?

    La aprobación –y posterior vuelta en U– del Decreto 18-2022 nos dio una prueba del poder real que el Estado tiene en Guatemala sobre las mujeres y personas LGBTQI+. El riesgo no desaparece por el hecho de que se haya archivado la ley, pero quizá sí tenga el efecto de enviar una señal de alarma a la comunidad internacional.

    Es importante que vuelvan su atención, sus apoyos y recursos hacia Guatemala, cuyas fuerzas antiderechos forman parte de una avanzada regional. No podemos descuidarnos y permitir que los movimientos antigénero avancen en su objetivo de sostener y consolidar estructuras injustas de poder desigual en la cual algunos mantienen sus privilegios a costa de los derechos elementales de otros.

    El espacio cívico en Guatemala es calificado como “obstruido” por elCIVICUS Monitor.
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